«Me encanta conversar con Gaudí aunque digan que ha muerto»


01-04-09 ABC



-Lleva esculpiendo en la Sagrada Familia ya treinta años...
-¡Treinta y uno!
-Tantos que alguna vez se ha definido como «esclavo de la piedra». ¿Nunca le ha rondado la tentación de abandonar?
-Me encanta conversar con la piedra y con Gaudí (aunque digan que ha muerto). La dificultad viene de la ignorancia, de que la gente construye sin saber por qué, cuando nuestra tarea es igual que la de los agricultores que no saben qué día exactamente madurarán sus tomates. La Sagrada Familia tiene vida propia, busca construir al hombre. Por eso Gaudí nunca se planteaba «que esto crezca tantos metros hasta tal día».
-¿Cómo surgió vincular la construcción del templo a la de la Unión Europea? Puede resultar chocante.
-Un día vino a Barcelona Mario Mauro, vicepresidente del Parlamento Europeo, y le acompañé en una visita al templo. Según avanzaban mis explicaciones yo veía cómo le iba cambiando la cara y me di cuenta de que sentía algo... Quedamos como amigos y después él me invitó a viajar a Bruselas. Entonces me propuso hacer la exposición «El realismo de Gaudí y la construcción europea», porque Europa lleva construyéndose cincuenta años, y la Sagrada Familia 126... Ambas cosas son obras vivas.
-Sugiere convertir la obra magna de Gaudí en la catedral de Europa.
-Esto surgió porque yo, al ser japonés, y quizá por ignorancia, vi Europa como un país muy grande necesitado de una referencia central. Ya cada ciudad tenía su propia catedral y Barcelona también la suya, que no es la Sagrada Familia. Sentí esa idea como una providencia, como una llamada de arriba, así que se lo comenté por aquí a varios sacerdotes y me dijeron: «No, imposible, no puede ser». Y sólo fue después Mario Mauro el que me dijo «¿por qué no?». Y ahora, compartir ese sueño es bonito.
-¿La idiosincrasia oriental supone una aportación diferenciada en su tarea?
-Igual que Gaudí, lo que más valoro es la paciencia. Si no tienes amor a la herramienta y amor a los trabajadores compañeros no conseguirás la gran obra. Gaudí es occidental, nunca ha pisado tierra de Japón, pero yo diría que espiritualmente o por su sistema de pensamiento es puramente asiático. Él dejó dicho: no se puede hacer una buena obra sin amor.
-¿Se ha puesto un tope?
-Necesito contrato para sobrevivir, y en los contratos alguna fecha sí hay que fijar. Como soy japonés y no me gusta engañar a nadie, intento llegar a lo acordado antes de que acabe el plazo. Y en treinta y un años nunca he fallado. Porque si fallo en alguna escultura eso afecta a otros, a mis compañeros. Aquí trabajamos centenares de personas. ¡Pero para mí la obra nunca está terminada!
-El templo es visitado por riadas de turistas. ¿Vulneran su magia mística?
-No, no. La gente, aunque no sean católicos, busca siempre algo. Gaudí dijo que aunque La Sagrada Familia no esté acabada, nos ofrece una pista. Por eso funciona muchísimo mejor que otros templos terminados. A mis ayudantes les gusta trabajar conmigo, porque les satisface su labor y ellos mismos se vuelcan en lo que tienen que hacer. Gaudí lo hacía igual y por eso en 126 años no ha habido ningún accidente mortal en estas obras. En Japón se suicidan cada año más de 30.000 personas porque, como dejó claro Dante en «La Divina Comedia», quien pierde la esperanza está en un auténtico infierno.
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La combinación de los sentimientos esotéricos con la dura realidad de la piedra, el yeso y los grandes volumenes y pesos suele ser muy explosiva.
La realidad suele ser otra pero los iluminados no suelen verla.
Es muy posible que esto sea el "AMOR" amor a los compañeros de trabajo, amor a las piedras, amor a los santos y tambien a los muertos, en el fondo de la cuestión en el siglo XXI esa palabra esta un poco desacreditada.

Luis Gueilburt

Comentarios

  1. La escultura de Etsuro Sotoo resulta una imitación demasiado literal de la de Gaudí, a mi parecer eso era comprensible en las piezas que faltaban en la Fachada del Nacimiento y, puesto que casi todo el edificio es en sí una buena imitación del proyecto original de Gaudí, entiendo que era también necesario en detalles arquitectónicos como los pináculos y relieves en forma de frutas que ornamentan ventanales y fachadas, donde para mi sí que Sotoo excelece; pero desgraciadamente no opino lo mismo de determinadas intervenciones de decoración escultórica interior, a las cabezas aladas de ángeles del nuevo ábside de la Sagrada Familia (que imitan las que Gaudí dejó en la cripta) me remito. Por otro lado Subirachs es la opción contraria, positiva porque aporta la originalidad y el valor contemporáneo del que Sotoo carece, pero en mi opinión su escultura no debería salir de la fachada de la Pasión. El contraste de su Sant Jordi de bronce con la neogaudiniana geometría del interior resulta tan inquietante y grotesca como esos desdichados angelotes del ábside.
    Como usted, apreciado señor Gueilburt, soy un gran admirador de la obra de Gaudí desde mucho tiempo atrás, y mi curiosidad es saber si, como artista, ha experimentado esta misma sensación de desasosiego estético. Fuí alumno de su asignatura introductoria a Gaudí, y este blog me encanta. Ojalá se convierta en un referente.
    Muchas gracias por todo.
    Fran.

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  2. Gracias Fran por tu interesante intervención con gente como tu se enriquece el Blog
    Para eso lo escribo espero que sigas este camino, lamentablemente no me acuerdo de tu rostros si puedes envíame un mensaje a mi dirección de email con tu fotografía así refresco la memoria
    Gracias y hasta pronto, me alegra mucho que la Ale te haya sido interesante.
    Luis Gueilburt

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