El Capricho de Gaudí cierra



25.03.10
MARGARITA FERRANDIS
El diario Montañes.es

El propietario, Taketo Kurosawa, negocia una salida a la crisis y desmiente que tenga intención de vender el emblemático edificio
La empresa rescinde los contratos a los nueve trabajadores del complejo

El Capricho de Gaudí se enfrenta a un futuro incierto. Uno de los monumentos más representativos de Cantabria, que hasta diciembre estuvo funcionando como restaurante, tampoco se ha librado de la crisis. A finales de año la empresa que lo gestiona presentó un expediente de extinción de empleo para sus nueve trabajadores, que actualmente está pendiente de resolución por parte de la Dirección General de Trabajo.

Los rumores sobre su posible venta y hasta la oferta del edificio en una conocida casa de subastas corrieron ayer por Comillas, extremos ambos que desmintió su propietario, el empresario japonés Taketo Kurosawa. Recién llegado de Japón, actualmente se encuentra «en negociaciones» con distintas entidades para ver de qué manera se puede rentabilizar el monumento, pero todavía no ha querido hacer oficial el resultado de sus reuniones ni qué opciones barajan para sobrevivir a los malos tiempos.

Lo cierto es que los números no cuadran. El año pasado, en el mes de abril, de la mano del arquitecto japonés Hiroya Tanaka, experto en la obra de Gaudí, El Capricho fue sometido a una profunda reforma con vistas a recuperar su aspecto original para, de esa manera, optar a ser Patrimonio de la Humanidad. Para poder hacer frente a estos gastos se solicitaron varias subvenciones al Gobierno de Cantabria, que les fueron denegadas, algo que Kurosawa entiende «que es imprescindible. Actualmente no nos podemos permitir todos los gastos que requiere el mantenimiento del edificio, por eso hemos acudido al Ayuntamiento de Comillas y a la Consejería de Cultura para solicitar ayudas, pero no hemos conseguido ningún tipo de apoyo», lamentó ayer. Ante esta encrucijada, se han visto obligados a cerrar El Capricho hace tres meses y a dejar a nueve trabajadores en la calle, un número importante para Comillas, teniendo en cuenta el reducido número de población activa que existe en el municipio. Además del restaurante, también está cerrado todo el recinto que lo rodea.

Y los sueldos sin pagar

Genaro Noriega es uno de los afectados por el expediente de extinción de empleo que, además de haberse quedado sin trabajo, de momento no tiene derecho a paro. «Hasta que no se resuelva el expediente estamos atados de pies y manos porque no podemos cobrar ni el finiquito, ni el paro y, lo peor de todo, es que desde el mes de diciembre no nos pagan y yo tengo una familia que mantener».

La propia alcaldesa, María Teresa Noceda (PRC), admitió ayer que «el negocio no da». Mantener El Capricho sólo con el restaurante ha dejado temblando las cuentas de los propietarios que, por otro lado, tampoco parecen estar dispuestos a venderlo. «Yo tengo mucho interés en que lo mantengan abierto de alguna forma. Podremos ayudar como Ayuntamiento en lo que esté en nuestra mano, pero los intereses privados son privados», dijo.

Piden que se reabra la finca

La cuestión del Capricho de Gaudí genera debate político en la 'Villa de los Arzobispos', ya que a lo largo de los últimos 25 años ha sido el reclamo turístico por excelencia. Ayer mismo, el PSOE de Comillas mostraba su inquietud al respecto, ya que en torno al Capricho se han vertebrado desde las actividades del Centro de Iniciativas Turísticas hasta el Plan de Excelencia Turística desarrollado en el período 2003-2006.

Como resultado, el edificio concentra hoy en día un altísimo porcentaje de las visitas a Comillas y, junto al Palacio de Sobrellano, supone, aseguraban ayer los socialistas, el principal referente sobre el que se basa la industria turística de la villa.

Por todo ello solicitan, tanto a la alcaldesa de Comillas, María Teresa Noceda, como a la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, que tomen cartas sobre el asunto para resolver esta cuestión y alcanzar un acuerdo para que, al menos, se pueda acceder a la finca que alberga El Capricho que, por otra parte, también sirve de acceso al Palacio de Sobrellano. De esta manera se podría visitar el monumento por fuera.
Una propuesta que también comparte el concejal de Convocatoria por Cantabria, José Lamadrid, quien insta a la alcaldesa a que intervenga «lo antes posible» para que, de cara a la Semana Santa, los turistas que visiten Comillas puedan contemplar la joya más representativa del modernismo catalán en la villa, y no abandonen el pueblo decepcionados.

Comentarios

  1. Me parece increíble que los propietarios no sepan qué hacer con él más allá de convertirlo en restaurante. El Capricho debería albergar un museo sobre Gaudí o el modernismo en Cantabria. Es una pena que siempre primen los intereses económicos por encima de los culturales.

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  2. Por un lado, tenemos a los propietarios, que defienden su postura sobre la crisis y hay que ponerse en su sitio también. Cuando, como en este caso, eres el propietario de un edificio emblemático, más allá de que sea de Gaudí o no, y pierdes dinero porque no es rentable, parece lógico que se quiera cerrar el establecimiento, y, por mi parte, creo que hay que respetar al propietario.
    Por otro lado, es un edificio emblemático, con nombre, que es muy conocido en el lugar y en España, y ya no digamos por los seguidores de Gaudí.

    ¿Esto representa una carga o una ventaja? En el momento en que pasa a ser una carga, algo falla. Y es en ese momento cuando debe aparecer el respaldo de la población y de las instituciones pertinentes para intentar llegar a buen puerto. Aunque es una obra de Gaudí, no deja de inquietarme el hecho de que suceda con tantos otros edificios emblemáticos repartidos por España, como no me parece bien que un edificio tan preciado para la historia de la arquitectura se convierta en negocio para algunos pocos avariciosos.

    Si cae en desuso todo el mundo saldrá perdiendo ya que los propietarios perderán sus ingresos y el público en general dejará de poder disfrutar de una obra de Gaudí perfectamente mantenida.

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