Un puente entre Gaudí y Picasso




El IVAM recorre el modernismo catalán con 125 obras y reivindica su peso en el autor del "Guernica"

Un confidente de Gaudí para la Casa Batlló, en la exposición del IVAM. fernando bustamante


ALFONS GARCIA VALENCIA ?
El modernismo catalán es el eje vertebrador de la exposición que el IVAM inauguró ayer y que lleva por título el atractivo nombre propio de dos grandes del arte del siglo XX. De Gaudí a Picasso se llama la muestra, aunque los dos citados no son más protagonistas que Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Isidre Nonell, Julio González, Joaquim Mir o Anglada Camarasa. ¿Qué une al arquitecto catalán con el autor del Guernica? El modernismo, precisamente, en el que se inscribe el primero hasta desbordarlo con su sello personal (gaudinismo) y que es fuente en la que bebió el segundo. Esta es, quizás, la mayor aportación teórica del proyecto: el reconocimiento del "peso de la Barcelona modernista en el periodo azul de Picasso", algo que a los picassianos les cuesta admitir, comentó ayer Tomás Llorens, comisario de la exhibición junto con Boye Llorens.
El modernismo es tratado así como una estación o un cruce de vías -la metáfora es de la directora del IVAM, Consuelo Ciscar- en el que los artistas citados (y otros) coinciden y conversan para luego cada uno seguir con el camino que traía, aunque siempre con una "sólida" idea común: "trabajar por la modernidad".
La muestra, que reúne 125 obras y ha sido patrocinada por Bancaja, se articula como una narración cronológica, en las que se van insertando los diferentes autores y las diferentes visiones del modernismo. Hay diversas ópticas porque no se trata de un estilo -como sí lo fue el art nouveau-, dijo Llorens, sino de un periodo (de 1885 a 1910, aproximadamente) "marcado por la actitud de entusiasmo y reacción ante la idea de modernidad y por una apertura hacia Europa".
Así, el recorrido expositivo lo inician las optimistas pinturas de Rusiñol y Casas, que expresan la vida alegre de París, la independencia de algunas mujeres, las novedades del crecimiento industrial.
Aparece después la corriente espiritualista del modernismo -en la que se sitúa Gaudí-, que cambia el positivismo por el simbolismo que viene del norte de Europa. Planos, algunas maquetas de la Pedrera, elementos decorativos -a no perderse un confidente o los batientes de las ventanas de la Casa Batlló- y, sobre todo, un audiovisual proyectado a gran formato dan vida a la inconfundible marca Gaudí.
La tercera parte de la muestra la protagonizan los artistas (jóvenes en el momento del modernismo) que se apartan del entusiasmo inicial por los cambios y reflejan la crisis social que vino con la transformación industrial. Es el Nonell de los gitanos, el Picasso del grabado Comida frugal y de las prostitutas del periodo azul, el de los artistas bohemios en rebelión contra la sociedad.
Este es el contexto, trascendental en la historia europea, dijo Llorens, y no siempre bien entendido. Una prueba, aseguró, es la errónea recepción de Sorolla, mal explicado en los libros de historia del arte, lamentó. En este panorama "rico y complejo", las excepciones que se salen de su época serían, indicó el experto valenciano, las de Gaudí (rompió el marco del modernismo), Julio González y Picasso. Las aportaciones de estos dos últimos llegarán después de esta etapa de sustrato.
La muestra presentada ayer en Valencia estaba pensada que se presentara antes en Dallas, pero los recortes presupuestarios por la crisis la sacaron del programa del Meadows Museum. El proyecto , en el que ha asesorado Daniel Giralt-Miracle (director del centro La Pedrera), incluye obras procedentes del MNAC, Museo Picasso, el Prado, el Reina Sofía, la colección Thyssen, la Casa-Museo Gaudí o el museo de Montserrat, entre otros.


Llorens lamenta los recortes en el IVAM
Tomás Llorens es toda una institución en el mundo del arte contemporáneo. Fue una referencia académica en los tiempos del tardofranquismo, cuando lo expulsaron de las aulas universitarias, y los cargos que ha ocupado después denotan su influencia en estos ámbitos: de primer director del IVAM a conservador del Museo Thyssen y responsable también del Reina Sofía de Madrid.
Pese a que en los últimos tiempos se han reforzado las críticas al IVAM por su posible pérdida de presencia en el panorama español, Llorens defiende la línea del museo valenciano, afectado, dice, por los recortes presupuestarios de los dos últimos años "Ese tipo de quejas se ha dado en buena medida desde hace mucho tiempo -dijo ayer a Levante-EMV-. Se decía en la época de Juan Manuel Bonet y en la de Kosme de Barañano". En su opinión, la razón de estas críticas está en que "el arte contemporáneo es un mundo muy ansioso e inquieto", lo que genera comentarios de esta naturaleza.
"Como antiguo director y director honorario no es mi función actuar como juez o crítico, pero no me parece que la trayectoria del IVAM tenga problemas graves, excepto que en los dos últimos años ha sufrido un recorte presupuestario", señala Llorens. a. g.valencia

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