Dr. Matabosch: "No interesa la beatificación de Gaudí"


Josep Maria Tarragona, Periodista Digital

“No interesa que Gaudí sea beatificado”. Así se expresaba el Dr. Antoni Matabosch, presidente honorario de la Fundació Joan Maragall, a la salida de la inauguración de la exposición “Gaudí” en el brazo de Carlomagno, en la plaza de San Pedro del Vaticano.
El Dr. Antoni Matabosch es el responsable de dicha exposición, que realiza la propuesta que hizo el cardenal Ravasi hace casi tres años a la fundación canónica Joan Maragall -destinada al diálogo fe-cultura en la Archidiócesis de Barcelona- de organizar en Roma un acontecimiento que presentara alguna dimensión cultural de la Iglesia en Catalunya.
“Siguiendo mi criterio –explicaba el Dr. Antoni Matabosch- hemos excluido de la exposición cualquier referencia a una hipotética beatificación de Gaudí, que no interesa”. En efecto: en la exposición, los actos académicos paralelos, el material gráfico que se distribuye, los libros que se venden en el local y las conferencias de prensa, han sido rigurosamente excluidos cualquier referencia a la vida cristiana de Gaudí o a su beatificación y cualquier miembro de la Associació pro beatificació d’Antoni Gaudí.
El Dr. Antoni Matabosch estaba muy molesto porque algunos miembros de la Associació pro Beatificació se habían colado en el acto de inauguración. “Intentan utilizar la exposición –denunciaba- como plataforma para hacer avanzar y dar a conocer el proceso de beatificación de Gaudí. Es muy lamentable, como lo ha sido que en la rueda de prensa el Arzobispo de Barcelona sugiriera a los enfermos que encomendaran su curación a Gaudí, pidiendo un milagro.”
“Es alucinante –comentaba un periodista-. La Archidiócesis de Barcelona organiza una exposición sobre Gaudí en el corazón del Vaticano y excluye cualquier referencia a la ejemplar vida cristiana del arquitecto y a su proceso de beatificación, que está en curso en el mismo Vaticano. No entiendo nada; ¿qué razones tiene la Archidiócesis de Barcelona para boicotear el proceso de beatificación de Gaudí?” En este sentido, el Dr. Antoni Matabosch deploraba que la repercusión mediática del acto se le hubiera parcialmente escapado de las manos. A pesar de su extremado cuidado en que no sucediera, muchos medios de comunicación dedicaron parte de sus crónicas a la beatificación de Gaudí, a su ejemplaridad cristiana y a la extensión universal de su devoción privada.
También estaban sorprendidos algunos miembros de la Curia, sabedores de que personalmente a Benedicto XVI le haría especial ilusión beatificar a Gaudí. Al entrar en el brazo de Carlomagno, pensaban encontrarse una exposición sobre el cristiano ejemplar Gaudí, que avalase su proceso de beatificación; y en cambio se hallaron con una síntesis de sus trabajos artísticos. Les parecía una lástima que la Archidiócesis de Barcelona venga al Vaticano a abortar el proceso de beatificación de Gaudí.
Irritado porque los que pretendían utilizar la exposición “Gaudí” en el Vaticano para dar a conocer el proceso de beatificación habían conseguido algún resultado a través de los medios de comunicación, el Dr. Antoni Matabosch reiteraba: “No queremos la beatificación de Gaudí. Éste es mi criterio y no me convencerán de lo contrario.”
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Al César lo que es del César


Hasta el día de hoy jamás me había expresado públicamente sobre este tema, pero a partir de leer la nota de Josep Maria Tarragona y de los acontecimientos que vienen surgiendo acerca de la religiosidad y beatificación de Antoni Gaudí me creo en la obligación de hacer público mi pensamiento.


Hace más de treinta años que estudio la obra y por ende la vida del arquitecto, justamente desde el comienzo de la democracia española y de la reinstalación de la comunidad autónoma o de la nación de Catalunya, como prefiera el lector de esta nota. En estos años, se ha producido una evolución en el aspecto religioso, desde un estado absolutamente católico hacia un estado aconfesional, donde cada individuo tiene derecho a vivir su religiosidad con libre albedrío.


Pero como todo lo que ocurre con Gaudí y para Gaudí, la democracia y la libertad de expresión aun no ha llegado a su obra y a esta altura no sé si algún día llegará.

Parece ser que la religiosidad de Gaudí es un problema, ya sea por mucha o por poca.


Cuando empecé a estudiar su obra me interesaron sus pequeños trabajos, libres y lejanos de sus grandes proyectos casi faraónicos. He estudiado con detenimiento obras tan poco conocidas y desiertas de símbolos religiosos como el “Proyecto de alumbramiento de aguas en el valle de la riera de Caldas para aumentar el caudal de la mina de los señores irrigantes de Plegamans” en el que su única preocupación es el agua, y otras obras por el estilo, así como algunos detalles de los oficios artísticos, artesanales y constructivos del resto de sus obras.


Aun así jamás me preocupó el tema religioso y de simbología de la obra de Gaudí. A pesar de que considero que es un tema muy importante y que requiere un estudio específico, estos temas siempre los he dejado para los especialistas en la materia, los estudiosos de la liturgia o de la religión y sobre todo los teólogos.


He tenido la oportunidad de tener en mis manos parte de la biblioteca personal de Gaudí y me ha sorprendido no ver libros de arquitectura y sí libros de oraciones, plegarias o liturgia, pero hasta allí llegó mi interés. Lo que nunca faltó fue mi motivación por estudiar algún detalle desconocido para mí dentro de su arte o ciencia y dentro de su arquitectura y geometría.


Pero hoy en el año 2011 encuentro que todos los estudios que hemos realizado los especialistas en diferentes ámbitos han pasado a segundo orden, ya que la visión mediática de Gaudí está centrada fundamentalmente en la Sagrada Familia y en el proceso de beatificación. La visita del Papa para convertir el templo en Basílica Menor contribuyó a ello y las noticias sobre el interés de sus obras se marginó hasta llegar al extremo de llevar una exposición al Vaticano para mostrar como uno de los temas cardinales la espiritualidad de Gaudí. Un tema absolutamente conocido y aceptado por todos y cada uno de los que observamos con interés su vida y su obra, pero que a mi parecer no valida en modo alguno la obra de un artista.

A raíz de las declaraciones del presidente honorario de la Fundació Joan Maragall, Dr. Antoni Matabosch, mi planteo es si no deberíamos separar la vida religiosa de Gaudí, con todo lo que políticamente conlleva, de su obra artística y arquitectónica. Creo que si conseguimos ubicar correctamente cada parte de este todo que es Gaudí, estas facetas podrán ser analizadas sin caer en convencionalismos o prejuicios que nos ofusquen. De otra manera corremos el riesgo de perder parte de este patrimonio que sin ninguna duda es de todos, los cristianos, los agnósticos e incluso los ateos o miembros de otras comunidades religiosas pero amantes de la obra de Gaudí con mayúsculas.
Luis Gueilburt © 1 de Diciembre


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