El Park Güell y las plazas de Sagrada Família y Gaudí tendrán los nuevos urinarios de Barcelona

El Ayuntamiento quiere combatir la plaga de meones incontrolados de la que la ciudad no ha conseguido librarse a pesar de las sanciones

Ramon Suñé, La Vanguardia

Barcelona

La guerra contra la micción incívica ha comenzado. La pasada semana, el concejal de Servicios Urbanos, Joan Puigdollers, anunció el propósito del Ayuntamiento de Barcelona de instalar nuevos urinarios en el espacio público –calles, plazas y parques de la ciudad– para combatir la plaga de meones incontrolados de la que la ciudad no ha conseguido librarse a pesar de disponer, desde hace ya seis años, de una ordenanza que sanciona este feo comportamiento. Los primeros sanitarios no tardarán en incorporarse al paisaje urbano barcelonés.

Parcs i Jardins resolverá a finales de este mes un concurso público para proveer de cinco modernas cabinas sanitarias a dos de los principales focos turísticos de la ciudad. Tres de estos urinarios high tech se instalarán en accesos del Park Güell y los dos restantes en las plazas Gaudí y Sagrada Família. El presupuesto base de licitación de los cinco cubículos –su alquiler, conservación y gestión– se ha fijado en 72.000 euros por un año, que ascenderán a 123.828 euros si el servicio se prorroga otros doce meses. Una estimación que acompaña las cláusulas del concurso indica que, "de acuerdo con la experiencias de los últimos años", las vespasianas del siglo XXI podrían tener en conjunto más de 32.000 usos.

A juzgar por los requisitos exigidos, los usuarios de las nuevas cabinas higiénicas se sentirán (y sentarán) a gusto en ellas. Los lavabos tendrán las máximas exigencias sanitarias y de confort. Eso sí, para utilizarlos habrá que pagar un máximo de 0,50 céntimos. Para tranquilidad del ocupante, él y sólo él podrá abrir la puerta del habitáculo, "salvo en casos de emergencia o personal especializado". No obstante, para "evitar la utilización abusiva del sanitario", la empresa adjudicataria podrá limitar el tiempo de permanencia en el interior de la cabina, "dando lugar a la apertura de la puerta automáticamente". El tiempo máximo de uso se establece en un cuarto de hora, aunque cinco minutos antes de la apertura de la puerta se emitirá, a modo de aviso, una señal acústica y luminosa.

Comentarios