El enigma de los bancos

El congreso mundial sobre Gaudí debate en la cripta de la Colònia Güell la azarosa historia y la dispersión de las 20 piezas que diseñó Cuatro de ellas están en grandes museos extranjeros

9 octubre 2014
El periodico


CRISTINA SAVALL
BARCELONA
Jueves, 9 de octubre del 2014

Los congresistas llenan la cripta de la Colònia Güell, síntesis de la obra de Gaudí, ayer.
Los 300 asistentes al primer congreso mundial sobre Antoni Gaudí viajaron ayer a la Colònia Güell, en Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat), para visitar la cripta, la antigua fábrica y las casas que Eusebi Güell construyó en 1890 para los trabajadores de su industria textil.

Manuel Medarde, antropólogo y conservador de la cripta, dejó boquiabiertos a los congresistas con la misteriosa historia de los 20 bancos de la iglesia que Gaudí diseñó con las cajas de embalaje que protegían la maquinaria que procedía de Inglaterra y las bobinas de algodón que llegaban de Virginia.
Medarde contó la hazaña de mosén Règol de la Colònia Güell cuando en 1973 decidió vender por dos millones de pesetas cinco bancos a un marchante. «Quería ayudar a las familias que no podían lograr un crédito para comprar sus casas cuando la fábrica cerró. Güell
puso una cláusula según la cual los obreros tenían la primera opción de compra». Durante años se pensó que estos cinco bancos fueron robados, ya que se mencionan en los inventarios parroquiales de 1915 a 1974, cuando ya solo quedaban 15. «Creo que Gaudí aplaudiría lo que hizo el párroco».
El antropólogo ha seguido la pista de cada banco. «Uno lo vendió a una galería de Versalles, que fue adquirido en París por el galerista Jean Marie Rossi, entonces casado con Carmen Martínez Bordiú, nieta de Franco, y que hace poco fue subastado por Sotheby's a un desconocido por 384.750 euros», señaló. Los otros cuatro están repartidos por centros culturales de varios países. «La Tate Gallery de Londres, el MOMA de Nueva York, el museo Orsay de París y otro en el museo del Hermitage», enumeró.

Los bancos de la iglesia en los que se sentaron ayer los congresistas son réplicas. De los 15 que permanecen en Barcelona, uno se exhibe en la Casa Gaudí del parque Güell, dos en el Espai Gaudí del Museu Diocesà, que se encuentra al lado de la catedral y que tiene a los otros 12 cobijados en un almacén.

Este mobiliario está en depósito por medidas de seguridad, ya que la Colònia Güell no dispone de la vigilancia necesaria para velar por este legado. «Han desaparecido pomos de puertas y baldosas de cerámica. Había personas que entraban de noche en el recinto modernista para llevarse lo que fuera sabiendo que eran piezas muy valiosas», cuenta Jordi Pere Figuerola, uno de los organizadores del congreso y fundador de The Gaudí Research Institute, que en breve inaugurará su sede en la primera planta de la fábrica donde cobijará documentos e investigaciones sobre la obra del célebre arquitecto.

«La idea es que no vuelva a suceder lo que pasó con el archivo de George R. Collins, el gran investigador de Gaudí en Estados Unidos, que cedió todos sus documentos al Art and Architecture at the Art Institut de Chicago. 

Algunos congresistas ya han mostrado su interés por ceder su legado a nuestro centro de documentación para que esté al alcance de estudiantes e investigadores», argumenta Figuerola.

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