Catalana Occidente compra la Torre Bellesguard de Gaudí por 30 millones

Las administraciones han declinado quedarse con el inmueble, catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional desde julio de 1969

La cruz de cuatro brazos que preside la Torre de Bellesguard, de Gaudí
La cruz de cuatro brazos que preside la Torre de Bellesguard, de Gaudí MASSIMILIANO MINOCRI
La Torre Bellesguard, construida por Antoni Gaudí a comienzos del siglo XX, ha sido propiedad desde 1944 de la misma familia, los Guilera. Pero este edificio modernista que parece más bien un castillo gótico, cambia de manos después de que el Grupo Catalana Occidente, con sede en Sant Cugat del Vallès, haya mostrado su interés y esté dispuesta a pagar a sus antiguos propietarios 30.184.000 euros, impuestos no incluidos, como el de transmisiones, que elevaría la operación a un mínimo de 33 millones de euros.
La adquisición de este importante inmueble (catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional desde julio de 1969) por la compañía que preside José María Serra se produce después de que tanto el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Consell Comarcal de Barcelona declinaran ejercer el derecho de tanteo y retracto de adquisición preferente que establece la ley para quedarse con el edificio si se paga la cantidad estipulada en la operación de compraventa. Desde la empresa compradora confirmaron ayer a EL PAÍS que se ha “cerrado un acuerdo de compraventa” que está pendiente “de algunos flecos” y que su intención es que el edificio “siga abierto al público porque somos conscientes de su importancia y su gran valor patrimonial”.
El edificio de la Torre de Bellesguard, de Gaudí.
El edificio de la Torre de Bellesguard, de Gaudí.
La Ley de Patrimonio catalán establece que las administraciones competentes pueden ejercer el derecho de tanteo y retracto en toda operación de compraventa de un bien patrimonial. Tras renunciar a hacerlo el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña, este miércoles fue el Consell Comarcal del Barcelonès el que acordó en su Junta de Gobierno renunciar a ejercerlo por lo que la compra tendrá en los próximos días el visto bueno y se llevará a cabo.
En 2008, la Torre Bellesguard estuvo amenazada cuando el deterioro provocado por el paso del tiempo y el tráfico rodado que sufre a diario llevaron a sus propietarios a emprender una labor de restauración completa. Al año siguiente, tras invertir 600.000 euros (a partes iguales entre la familia, la Generalitat y el Ayuntamiento) en la restauración de uno de los símbolos de este edificio, la cruz de cuatro brazos que corona la construcción, fue colocada de nuevo en la cúspide de esta fortaleza neomedieval, en una operación que contó con la participación de una imponente grúa.
El enorme coste para rehabilitar y la obligación de mantener en perfecto estado este edificio que Gaudí construyó donde estuvo el palacio de Martín el Humano, rey de la Corona de Aragón, durante el siglo XV, hicieron que los Guilera decidieran abrirlo al público en 2013, ofreciendo visitas a pequeños grupos a los que se explicaba con detalle aspectos de su historia y su valor artístico. También abrió sus jardines para la celebración de eventos culturales y sociales, así como bodas, eventos corporativos y rodajes de anuncios y películas. El cartel que anuncia los horarios de apertura al público continuaba ayer en la puerta de esta vivienda situada en el número 20 de la calle Bellesguard del barrio de Sant Gervasi, en la parte alta de la ciudad. Lo que estaba inactivo e imposible de consultar era la página web del edificio.

Como la Casa Vicens

La compra de la Torre de Bellesguard es la última de una larga lista de adquisiciones del rico patrimonio barcelonés que pasa de manos de la familia propietaria a una empresa o entidad. La penúltima fue en 2014 cuando el banco andorrano Morabanc compró otra casa de Gaudí, la Casa Vicens, que después de dos años de rehabilitación —e invertir 4,5 millones en las obras y la museología— abrió al público en noviembre de 2017. La cantidad por la que fue adquirida la que está considera primera casa de Gaudí no se ha hecho pública, pero en 2007, cuando comenzó su comercialización, una inmobiliaria británica pedía 35 millones de euros por ella.

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